martes, 3 de marzo de 2015


    Pasearon despacio entre las matas de flores iluminadas por la luz de aquella impresionante luna que se veía desde allí gracias a la poca iluminación que había alrededor de ellos. Carla estaba maravillada con aquel lugar tan hermoso y tan tranquilo, solo se oía el cantar de las cigarras; ni sus pasos se escuchaban sobre aquel césped bien cortado.
 -¿Qué le pasaba a Susi?- curioseó intrigada por sus tantos ademanes hacía Cris
 -¿Por qué?- expresó descolocado, ella le sonrió divertida
 -Cris, yo también me di cuenta de los gestos que te lleva haciendo toda la noche; como todos en la mesa a decir verdad, aunque solo Ari se atrevió a reprocharle- explicó jocosa, él rió explayado tomándola entre sus brazos y la oprimió amoroso contra su cuerpo besándola en la cabeza- ¿qué le ocurría?- volvió a repetir intrigada
-Nada cielo, solo me estaba espoleando para que hiciera de una vez lo que llevo deseando hacer desde esta mañana pero no me doy atrevido- expresó cohibido, Carla levantó su cabeza hacia él mirándolo intrigada y Cris la miró profundamente a los ojos; con una mirada tan intensa que parecía traspasarla- y lo hago ahora o nunca- aclaró inquieto metiendo su mano en el bolsillo de su pantalón y sacó una pequeña cajita de terciopelo negro que mostró ante Carla cuyo corazón pareció detenerse de pronto y su respiración se cortó mirando con los ojos desorbitados la caja ante ella- ¿quieres casarte conmigo Carla?- le preguntó mirándola esperanzado a los ojos mientras abría la cajita y un fino anillo de oro con un hermoso pero nada ostentoso diamante quedó ante los ojos atónitos de Carla.
-Cris, yo...- murmuró impresionada por aquella declaración tan sumamente inesperada para ella, ni por la imaginación se le había pasado que él fuera hacerlo y menos tan pronto ¡¡Dios santo ¿cuánto llevaban juntos? ¿seis meses, siete?!! Lo miró sin saber que decir y se encontró que él la miraba expectante de su respuesta, pero sonreía tan nervioso mordiéndose su labio inferior inquieto, que Carla sintió una gran ternura por él al ver que el pobre lo estaba pasando realmente mal; sonrió dulcemente y él pareció relajarse un poco.
 -¿Qué me contestas, mi vida?- insistió impaciente cogiendo suavemente su mano. Ella se quedó mirándolo también fijamente a los ojos, notaba una calor extrema que la estaba haciendo sudar... ¿por qué no? pensó decidida; así que le sonrió de nuevo mirándole emocionada y lo besó amorosa en los labios- ¿eso es un sí?- instó esperanzado, ella volvió a reír
-Sí bobo, sí- exclamó feliz y se sonrieron dichosos. Cris la sujetó por la nuca y se fundieron en un delicioso beso lleno de pasión y deleite. Pero él se retiró de pronto dejándola descolocada
-Espera, esto creo que no va así: primero...- expresó guasón colocándole el anillo en el dedo- y ahora sí- exclamó resuelto atrapando de nuevo la boca de Carla y continuaron con aquel apasionado beso -¡¡Por fin!!- oyeron exclamar entusiasmada a Susi siendo coreada al instante por un alegre alboroto. Ambos sorprendidos miraron hacia la casona descubriendo que Ari y Susi los habían estado espiando desde el ventanal del salón. Se echaron a reír divertidos mientras Cris la abrazaba de nuevo contra su cuerpo acunándola tierno entre sus brazos.
 -Será mejor regresar o les dará algo a esos impacientes- bromeó chistoso besándola amoroso en lo labios, Carla rió entretenida y regresaron a la casona. Apenas habían entrado por las puertas correderas cuando todos ya los rodearon felicitándolos y queriendo ver el anillo. Entre aquella algarabía que se formara a su alrededor, Marina le reclamó curiosa la mano sonriéndole tierna y Carla se lo mostró sonriendo feliz.
-¡Estupendo hijo! Muy fino y recatado… como es ella, cielito- sonrió complacida mirando amorosa a su hijo que la besó tierno en las mejillas, Carla se percató que la buena mujer volvía a tener los ojos llenos de lágrimas
-No es el que yo quería elegir mamaita, pero Cris me convenció de este pues conoce mejor a Carla-comentó Ari orgullosa
-¡A saber pedazo de pedrusco le colgarías tú a la pobrecilla del dedo!- le increpó sarcástica Susi -¡Seguro que sería mucho mejor que el que comprarías tú! ¡Eres un bicho sin gusto ninguno!- le contestó irónica Ari
-¡Mira cucaracha con patas, no tendré gusto; pero probablemente acertaría mejor que tú arrogante ostentosa!
-¡Sí, sí, sí; puedes llamarme lo que quieras, pero yo no voy estropeando las cosas ni metiendo la pata, so burra!
-¡Mira quien va a hablar! ¡La bocazas! Además: ¡¿Yo qué estropee?! ¡Sabes cómo es Cris; necesita un empujón para todo!
 -¡¡Ja, pues yo veo que se las arregla muy bien sin ti ¿o acaso no lo ves?!- ya discutían acaloradamente y Carla las observaba atónita
 -Ella no estropeó nada Ari, yo no me decidía y Susi lo provocó un poco, nada más- intervino Cris mediador
-No vengas ya defendiéndola tú, Cris; Ari tiene razón, ya estuvo a punto de meter la pata cuando llegasteis- reclamó de inmediato Claudia defendiendo a Ari. El ambiente se fue calentando cada vez más hasta que los cuatro hermanos se enzarzaron en tremenda trifulca en donde se lanzaban una serie de reclamos unos a otros acaloradamente; tan rápido, que Carla los miraba asombrada. Jacobo y el padre de Cris se acercaron a ella y a Marina y, mientras Jacobo le pasaba tierno el brazo a su suegra por los hombros alejándola de aquel griterío, Alonso se dirigió a ella sonriéndole tierno
 -No te preocupes mi niña, esto es siempre así; la verdad es que hoy tardaban en explotar- expuso desenfadado sin perder la sonrisa. Ella agradecida se le devolvió- ven cielito, nosotros vámonos al saloncito pequeño y dejémoslos que se maten- aclaró despreocupado tomándole tierno de la mano y se la enganchó a su brazo mientras también la alejaba de allí sin que ninguno de los cuatro hermanos que seguían discutiendo acaloradamente se enterasen de nada. Alonso le acariciaba con cariño la mano y los ojos de Carla quedaron atrapados en el anillo que brillaba espectacularmente en su dedo. Sin saber por qué, empezó a sentir un calor tremendo y a faltarle el aire mientras sus piernas flaqueaban; temerosa de caer, se sujetó fuertemente al brazo del padre de Cris
 -¿Qué te ocurre pequeña?- le preguntó alarmado Alonso
-No sé, yo… no me…- balbuceó aturdida pero no pudo decir nada más, la habitación empezó a girar vertiginosamente a su alrededor
 -¡¡Carla!!- exclamó sobresaltado Jacobo pero ya no pudo reaccionar, la envolvió una oscuridad total y todo se silenció a su alrededor.
Un murmullo lejano de voces se iban aproximando de nuevo; entre ellas pudo distinguir la de Cris -Carla mi vida, reacciona cielo; perdóname mi ángel, regresa cielito- lo oyó decir con voz preocupada mientras sentía su mano acariciándole cariñoso el rostro
-Alejaros un poco que aquí hace mucho calor- también escuchó el fuerte vozarrón de Jacobo
-Toda la culpa es mía, soy un estúpido- dijo acongojado Cris mucho más cercano ya
-¡Sois irremediables, no hay manera de que os comportéis ni un día como hoy!- reclamó enfadada Marina
 -¡La culpa fue de Ari!- clamó Susi -¡Claro, la señorita siempre tirando pelotas fuera!-reprochó la voz de Ari
-¿Pero… vais a empezar de nuevo? ¡Queréis callaros aunque sea por respeto a esta criatura a la que habéis agobiado con vuestras estupideces!- dijo potente Alonso. Intentó abrir los ojos, pero la cabeza le estallaba y gimió dolorida
-Ya parece que vuelve- expuso más animado Jacobo
-Carla, cielo, despierta mi ángel- le habló inquieto Cris dejándole dulces besos en su rostro- ¿No será mejor llamar a un médico?- preguntó impaciente.
-No, tranquilo que no ha de ser nada; son los nervios que estuvo pasando toda la semana junto a la tensión de hoy; encima, la impresión de nuestra estúpida discusión, la acabaron de rematar- expresó dulcemente Claudia. Carla al fin consiguió abrir los ojos y se encontró con la mirada preocupada de Cris a su lado
-Carla mi amor ¿estás bien?- indagó nervioso, ella le sonrió tranquilizadora.
-¿Cómo te encuentras, corazón?- se interesó tierna Marina acariciándole suavemente la cabeza. -Bien- contestó serena. Se dio cuenta que la tenían acostada en el sofá del salón y observó desconcertada como todos la miraban inquietos. Las hermanas de Cris desde el respaldo junto a Jacobo, Marina sentaba en el reposa brazos junto a su cabeza, Cris a su lado de rodillas sobre la alfombra y Alonso junto a él de pie con la mano sobre el hombro de su hijo para tranquilizarlo- ¿Que ha pasado?- preguntó descolocada
-Te has desmayado- contestó Susi, ella la miró pasmada e intentó incorporarse pero la habitación volvió a girar vertiginosa a su alrededor
-¡Oh Dios santo, todo me da vueltas!- se quejó angustiada dejándose caer de nuevo sobre el sofá -Quédate quieta cielito, no te intentes levantar aún- recomendó tierna Claudia, ella le sonrió cohibida; aquello le estaba dando mucha vergüenza
-Voy a por un poco de agua- dijo Jacobo que volvió rápido con un vaso que ofreció a Cris, él la sujetó suavemente por la nuca incorporándola un poco y le dio a beber despacio. Pero al sentir el agua en su boca se dio cuenta que tenía muchísima sed y sujetó ella misma el vaso bebiéndoselo todo de una sola asentada
-Trae más, cielo- animó Claudia a su esposo
 -No, ya estoy mucho mejor… Gracias- expresó Carla más serena intentando incorporándose de nuevo, Cris la ayudó al instante
-¿Cómo te encuentras mi ángel?- le preguntó de nuevo con voz temblorosa, estaba realmente asustado
 -Que estoy bien, tranquilo- remarcó rotunda acariciándole dulcemente la mejilla para tranquilizarlo; entonces descubrió a los niños que la observaban atentos desde cierta distancia. Pero lo que la inquietó fue ver a Paloma llorando calladamente abrazando con desesperación a su muñeca- ¡Ey mi niña ¿qué pasó?!- expresó conmovida mostrándole sus brazos, Paloma corrió a ellos y ella la abrazó contra su pecho, la niña temblaba levemente y no cesaba en sus lloros- Estoy bien, corazón… No pasa nada, no me llores mi niña…- murmuró cariñosa mientras la acunaba contra su pecho- fue el calor, nada más mi chiquita, tranquila- Paloma se separó levemente y miró aterrada a su tía, las lágrimas corrían como mares por sus mejillas
-Tú no me vas a dejar solita ¿verdad mami? ¿No te vas a ir al cielo también con papito y mamita, a qué no?- hipó afligida la pequeña conmoviendo a todos y Carla sintió como un nudo le atenazaba la garganta
 -¡Claro que no, mi amor! ¿Cómo se te ocurre mi chiquita? ¡¡Solo fue un desmayo tonto pero ya estoy bien ¿o acaso no me ves cielito?!!- expresó rotunda acariciándole tierna las mejillas intentando secarle aquel de lágrimas, la pequeña parecía calmarse
 -¡Pobrecilla!- dijo con voz entrecortada Susi. Carla los observó sonriendo levemente y se dio cuenta que a todos les brillaban las lágrimas al borde de los ojos. Aquella visión no le ayudó mucho a la lucha que sostenía por no romper a llorar
-Ya te dije Palomita que no era nada; a mi mami le pasó muchas veces antes de nacer Óscar ¿verdad papi? Y después, se le pasó- explicó desenfadado Hugo. Todos quedaron callados de pronto mirándose unos a otros con sonrisas esperanzadas en el rostro.
-No animaros tanto que ni por asomo es eso- los atajó raudo Cris, ellos lo miraron extrañados- nosotros no vamos a tener más niños, con Palomita es suficiente ¿verdad mi ángel?- explicó rotundo. Ella sonrió pesarosa y, acariciándole tierna la mejilla, lo besó dulcemente en los labios
 -En parte mi vida, pero las cosas hay que dejarlas claras desde el principio como yo hice contigo- expuso melosa y miró a la familia- es imposible que esté embarazada porque yo no puedo tener hijos- aclaró abatida, todos la miraron conmovidos quedándose muy callados
-Oh, era eso- musitó sobrecogida Ari mirando arrepentida a su hermano recordando su enfado de aquel sábado; Cris la miró abatido pero no dijo nada
-Será mejor salir a la terraza; allí Carla tomará mucho mejor el fresco y se recuperará totalmente- habló Alonso rompiendo aquel incómodo silencio que se formara en el salón
 -Sí, esta noche hace demasiado calor en toda la casa- le coreó Jacobo y todos tomaron camino fuera de la sala por la puerta corredera ya abierta que había en el salón. Cris se quedó junto a ellas, observándolas lleno de ternura, sin poder decir nada. Carla lo volvió a besar amorosa en los labios -Además, mi chiquita; hoy hay que estar muy contentos cielo- expresó animosa; la niña, que aún seguía recostada contra su pecho, la miró intrigada- ¡Mira lo que me regaló Cris!- clamó risueña enseñándole el anillo, la niña abrió mucho sus ojos sonriendo ya alegre
-¡¡Como brilla mami!!- exclamó entusiasmada, ellos se rieron divertidos
-Mi niña...- expuso cariñosa Carla tomando tierna el lindo rostro de la pequeña entre sus manos- ¿Por qué me llamas ahora mami si siempre fui mamá Carla?- indagó curiosa
-Porque Hugo me dijo que ahora tú eres mi mami al irse mi mamita al cielo- explicó resuelta, Carla apretó sus labios intentando contener las lágrimas de conmoción que se agolpaban en sus ojos, la pequeña miró a Cris emocionada- también me dijo que cuando tú te cases con mi mami, tú serás mi papi ¿es cierto Cris?- indagó esperanzada mirándolo expectante con aquellos preciosos ojos grises, Carla y Cris se miraron conmovidos- ¿tú querrás ser mi papi Cris?- instó ante su silencio, él sonrió emocionado
 -Es lo que más me gustaría en este mundo mi princesita- exclamó alegre recogiéndola en brazos y la besó amoroso en su mejilla. La pequeña rió satisfecha.
-¿Y me comprarás un anillo como el que le regalaste a mami?- se interesó ilusionada
-¡Aún más lindo mi princesita bella!- expresó dichoso abrazándola tierno contra su cuerpo y ella rodeó su cuello con sus bracitos riendo feliz mientras Cris y Carla se miraron emocionados a los ojos. -¡¡Dios!! es imposible quereros más, mi ángel- le declaró sinceramente apasionado a Carla y la besó en los labios.
 Cris con la pequeña sentada sobre uno de sus brazos y rodeando con el otro los hombros de Carla cobijándola amoroso contra su pecho, salieron a la terraza donde les esperaban el resto de la familia. Alonso junto a su mujer ocupaba uno de los sofás y en el otro Claudia en brazos de Jacobo mientras que Ari y Susi, sentadas al borde de la piscina con sus vestidos remangados hasta medio muslo y los pies metidos en el agua, jugaban a salpicarse la una a la otra sonriendo divertidas. Hugo y Javi correteaban por el jardín donde hacía unos instantes estaban ellos. Cris se dirigió hacia el balancín sentándose en él y Paloma prefirió irse al regazo de su tía cobijándose mimosa contra su pecho -¿Vienes a jugar Palomita?- la invitó animado Hugo pero la niña negó suavemente con la cabeza
-Ve a jugar cielito, yo estoy bien ya ¿o acaso no me ves?- la animó Carla pero la pequeña volvió a denegar- está bien entonces- repuso conforme acogiéndola tierna contra su pecho de nuevo mientras Cris le pasaba el brazo a ella por los hombros acercándola también contra su cuerpo y empezó a mover muy despacio el balancín en un suave mecer.
 -Voy a buscar algo de beber ¿alguien quiere?- propuso animado Jacobo y todos se unieron a la proposición
-Cris, no bebas más que pronto tendremos que irnos- aclaró Carla cuando Cris le pidió un whisky como sus hermanas y padre
-¿Cómo que iros cielito? ¿Acaso no se lo has dicho Cris?- expresó Marina mirando desconcertada a su hijo, también Carla lo observó intrigada
 -Mamaita, tú la has visto ¿no crees que ya estaba bastante histérica pensando solo en la cena? ¡como para decirle que veníamos a pasar el fin de semana, vamos; entonces se muere!- expresó chistoso provocando las risas de todos, menos la de Carla claro está, que lo miró pasmada
-¡¡Cris!!- exclamó reprochadora, él rió ameno besándola amoroso en los labios
-No pasa nada cielo, sé en lo que estás pensando y tranquila: Ari se ocupó de todo y, conociéndola, seguro que no se olvidó ni de lo más nimio- expuso complacido, ella miró a Ari que sonreía satisfecha desde el borde de la piscina; él le sujetó suavemente el mentón obligándola a mirarle a los ojos- y mi madre es la mujer más feliz del mundo teniendo a toda la familia reunida cuando viene Susi ¿tú serías capaz de negárselo mi ángel?- le preguntó mirándola meloso a los ojos, Carla solo pudo sonreír derrotada. Llegó Jacobo trayendo una botella de whisky y vasos además de dos copas y una botella de licor que le sirvió a Marina y a ella
 -Que maravilla, para mí es cuando más hermosos están... ¡¡dormidos!!- comentó chistoso al descubrir a Paloma dormida sobre el pecho de Carla al entregarle su copa de licor provocando las risas divertidas de todos
 -Pobrecilla, hoy tuvo un día agotador; se lo pasó correteando incansable por toda la finca con sus primos- explicó enternecida Marina, Carla la miró emocionada por ya considerar a su niña de la familia- Llévala al cuarto de los niños Cris, ya le tenemos preparada una camita allí con ellos- resolvió desenfadada y Cris ya obedecía
-Prefiero que duerma conmigo esta noche Cris, se ha llevado un disgusto tremendo y puede asustarse si se despierta y no me encuentra- le rogó inquieta Carla, él la miró tierno y la besó amoroso en los labios
-No te preocupes, la llevaré a nuestra cama- expresó cariñoso recogiendo con ternura a la niña en brazos
-Espera Cris, que yo también voy a llevar a éstos que ya son horas- dijo Jacobo levantándose de junto su esposa- ¡vamos, indios, que hoy ya disfrutasteis de la leche!- les llamó pacientemente y ellos obedecieron sin protestar despidiéndose de todos besándolos en las mejillas empezando por “tía Carla” que sonrió tierna ante aquella muestra de cariño espontánea de los pequeños.
-Nos dijo Claudia que para la semana es el cumpleaños de Palomita- expuso emocionada Ari sacando sus cigarrillos a los que invitó a Susi, a Alonso y a ella
 -¡Podemos celebrárselo aquí ¿verdad papá?!- exclamó entusiasmada Marina mirando animada a su esposo que sonrió conforme, pero al instante, Marina miró cohibida a Carla- si te parece bien a ti claro está, cielito- expuso más retraída
-Por mi no hay problema- respondió sonriéndole complacida
 -¡Estupendo!- exclamó satisfecha y Carla rió divertida al ver que Paloma hasta imitaba el tono de satisfacción de Marina al pronunciar la palabra
 -Pues ya está, yo me encargo de prepararlo todo- soltó eufórica Ari
-¡Uy! No sé si te dará tiempo monstruito, solo tienes seis días y tú eres tan... ¡¡disparatada!!- expresó burlona Susi y Ari ya iba a contestarle encendida
-¡No empieces a pinchar a tu hermana de nuevo, Susana; piensa en Carla!- cortó tajante su padre y ellas se aplacaron al instante
 -¡Jesús que sorpresa obedecer tan de inmediato! No, si al final la llegada de Carla a la familia va a resultar provechoso para todos- dijo burlón Jacobo apareciendo ya de regreso con Cris. Todos se rieron desenfadados
 Después de una larga y entretenida charla que se dilató hasta la madrugada, se retiraron todos a sus dormitorios en la casona. Carla quedó atónita al llegar al cuarto de Cris y descubrir que Ari le había comprado absolutamente de todo: desde un bonito y recatado negligé de raso color verde agua con una bata y coquetas zapatillas a juego que la esperaban bien colocadas sobre el diván azul que había en aquel enorme dormitorio, hasta lo menos impensable en maquillaje para prepararse al día siguiente; sin olvidarse de un suave pero delicioso perfume, cepillo del pelo, toallitas desmaquilladoras... ¡¡hasta compresas y tampones por si acaso!! Carla rió entretenida al descubrir todo aquello
 -Ya te dije que es muy quisquillosa, nunca se olvida de nada- explicó resuelto Cris al ver también las cajas y ambos rieron amenos.
La casa ya estaba en completo silencio desde hacía bastante tiempo. Cris dormía plácidamente igual que Paloma entre ellos dos. Pero Carla era incapaz de conciliar el sueño. A lo mejor un vaso de leche fría le ayudaría a dormir, pensó. Se levantó despacio recogiendo la suave bata del diván y, colocándosela, salió del cuarto silenciosamente para no despertar a nadie. Vagó por el piso inferior buscando la cocina, pero aquella casa era enorme y no daba con ella: además del gran salón y el enorme comedor dónde habían estado, se encontró con un amplio despacho, dos baños, otra sala algo más pequeña e informal con una hermosa chimenea, otro baño…
-¡Jesús qué casa! No, si al final me voy a perder- expresó impresionada siguiendo su recorrido, al fin la encontró: una hermosa cocina con muebles en madera estilo colonial y una gran mesa de madera dominando el centro. Se dirigió al fregadero e, instintivamente y por lógica, abrió el mueble de encima. Sonrió satisfecha al encontrarse los vasos junto a los platos. Se dirigió al doble frigorífico y al abrirlo sus ojos se abrieron atónitos; a pesar de ser enorme, estaba tan lleno de todo que no había ni un hueco vacío. Se sirvió leche de la botella que había en la puerta y salió de allí encontrándose justo frente a las dobles puertas del gran salón donde habían estado. Se encaminó hacia él, abrió la puerta corredera y una suave y agradable brisa le acarició la cara; se dirigió hacia el balancín y descubrió que Jacobo se había dejado el tabaco sobre la mesa de cristal junto a su elegante mechero plateado. Encendió un cigarrillo y, recogiendo el cenicero, se sentó en el balancín posándolo en el reposa brazos. Recogió sus piernas contra su pecho rodeándolas con sus brazos y se recostó contra el mullido respaldo; se quedó balanceándose suavemente mientras se fumaba el cigarrillo y tomaba pequeños sorbos de su vaso de leche.

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