lunes, 18 de mayo de 2015


   -Pues... ¡¡Enhorabuena entonces ¿no?!!- exclamó alegre Pedro rompiendo aquel momento íntimo en que Jaime y Lucía se habían quedado callados mirándose el uno al otro con un amor infinito; Jaime le pasó el brazo amoroso por los hombros de Lucía oprimiéndola dichoso contra su pecho y ambos le sonrieron felices- ¿tú no los felicitas Clara?- instó incisivo sonriendo malicioso
 -Sí, claro; que seáis muy... felices- escupió desganada mirando con una rabia tremenda a Lucía- ahora si me disculpáis, tengo más que hacer- resolvió desdeñosa y se fue del despacho; Pedro elevó las cejas en un leve gesto desenfadado
-Cualquiera la va a aguantar en un par de días- expresó guasón y los tres rieron divertidos
-Cielo ¿Puedes esperarme un momento con los niños en mi despacho? Debo hablar de algo importante con Pedro y los pobrecillos aquí se van a aburrir- le propuso cariñoso Jaime a Lucía besándola dulcemente en la sien
 -No, claro que no; pero, si no te importa, te espero mejor en la cafetería de abajo tomando un café con Marta, estoy en deuda con ella por la enorme paciencia que tuvo conmigo y mis insistentes llamadas estas semanas atrás- explicó dulcemente y él sonrió tierno
-Claro que no me importa mi reinita- aclaró rotundo y ella le sonrió agradecida
-Me encantó volver a verte Pedro- se despidió de él Lucía dedicándole una de aquellas dulces sonrisas que enamoraban a cualquiera mientras tomaba a los pequeños de la mano, él sonrió embrujado por aquella dulce sonrisa
-Y a mí, y espero que te vea de nuevo muy pronto por aquí- aclaró esperanzado
 -Te aseguro que te vas a aburrir de verme- aseveró guasona
-Imposible si sigues sonriéndome así- respondió deleitado y, sonriéndose ambos amistosos, Lucía salió del despacho
 -No me digas que ya te vas- expresó decepcionada Marta al encontrársela inesperadamente ante la puerta del despacho de Pedro
-No, iba a buscarte para ir a tomar un café; tienes permiso del jefe- contestó resuelta y ambas sonrieron divertidas
-Pues le doy estos informes y nos vamos; quiero que me cuentes que pasó porque, la cara de la gata rabiosa cuando salió de ahí dentro, era de pura rabia- explicó burlona y volvieron a reírse entretenidas mientras ella entraba en el despacho de Pedro no sin antes golpear educada levemente el marco de la puerta abierta- Jaime... aquí tienes lo que me pediste ¿necesitas algo más?- expuso entregándole los informes
-Gracias Marta y no, no necesito nada más; ya puedes irte a tomar ese café pero cuídame mucho a mi reinita y a mi príncipe o te despido ¿eh?- aclaró chistoso y ella rió divertida saliendo de nuevo del despacho.
 -¿Qué pasa Jaime?- preguntó Pedro muy serio de pronto mirándolo inquieto así Marta cerró la puerta
-Nada ¿por qué?- expresó confundido por su rostro sobrio
-Aunque has disimulado bien, ya son muchos años juntos y te conozco bien... ¿de qué quieres hablar que Lucía no pueda escuchar? ¿Acaso tienes problemas?- interrogó suspicaz, Jaime sonrió entrañable -Tranquilo que no es eso, solo que no quiero que nos oiga hablar pues espero darle una buena sorpresa que sé le hará muy feliz- aclaró desenfadado y Pedro sonrió más relajado
-¡Pues empieza a soltar por esa boquita que, si está en mi mano ayudarte: cuenta con ello!- resolvió decidido sentándose en su sillón y Jaime, sonriendo agradecido, tomó asiento frente a él
-Lo primero, necesito dos o tres cuadrillas de obreros que trabajen bien y rápido: quiero que, cuando regresemos de solucionar todo en la capital, Lucía se encuentre con la finca ya totalmente cerrada y se sienta segura; sigue teniendo miedo de todo y ahora mucho más con Héctor- aclaró preocupado -Tranquilo que eso está hecho; tenemos unos empleados muy competentes en nuestras empresas de construcción y yo mismo elegiré a los mejores y los de más confianza, déjalo de mi mano- resolvió rotundo y Jaime le sonrió agradecido
-Y lo segundo... ya que Lucía ha decidido regresar a vivir aquí, quiero que sea plenamente feliz y nada de la capital enturbie esa felicidad, y para eso, necesito convencer a Carlos y Esther que se vengan a vivir aquí- expuso abrumado como si no tuviera claro como lograrlo
-¿Quienes son?- se interesó curioso
-Unos buenos amigos que se comportaron con ella de manera extraordinaria desde que llegó a la capital y ahora se quieren como hermanos; además yo no sé como agradecerles que nunca dejaron desamparado a mi hijo desde el momento en que supieron de su venida y siempre procuraron que nada les faltara a ambos
-Buena gente- susurró conmovido
 -Muy buena, de verdad; y él es un trabajador nato y un informático fabuloso que, casualidades de la vida, trabaja para nosotros en la nueva empresa que hemos adquirido- explicó entregándole el expediente de Carlos que Pedro releyó interesado- creo que nos puede ser muy útil traérlo aquí, sabe la leche de programación y puede sernos muy conveniente tenerlo junto a nosotros... por eso pensé que sería una buena forma de agradecimiento y un gran aliciente hacer a Carlos socio de la agrupación si no te parece mal: yo le daría la mitad de mis acciones- propuso esperanzado pero Pedro lo miró inquieto
-¿La mitad, Jaime? Eso significaría quedarte solo con el 12,5 %...- expuso nada convencido
-No me importa- exclamó decidido
-Pero a mí sí, no es justo que seas el que menos acciones tiene cuando eres el pilar más importante de la empresa y el que soporta más peso y responsabilidad sobre tus hombros; sin ti esto nunca funcionaría ni hubiéramos llegado a donde hemos logrado llegar...- aclaró tremendamente agradecido y respetuoso hacia su trabajo, Jaime le sonrió agradecido por su reconocimiento pero movió los hombros desentendido- además está Clara... ¿has pensado en ella?
-¿Qué pasa con ella?
 -¡¿Acaso no la conoces o qué?! Es una trepa despiadada que no se lo pensará dos veces ni perderá la oportunidad de pisarte si con ello logra subir peldaños... ¡¡más ahora que está herida, no descansará hasta buscar la manera de hacerte daño!!- le previno inquieto
-No te preocupes, sé cuidarme- respondió despreocupado
-¿Estás seguro?-repuso mordaz mirándolo incisivo, Jaime frunció confundido el ceño y Pedro sonrió sarcástico- ¿Sabías que lleva un par de años con los ojos puestos en la vicepresidencia y no hace más que insistirme en que debemos cambiar esta dirección de la corporación basada en que yo solo sea el presidente para “asegurar el futuro de la empresa por si algo me ocurriera a mí”?- aclaró irónico, Jaime abrió sorprendido los ojos
 -Hija de puta, quiere dejarme fuera...- susurró impresionado por lo que acababa de escuchar y Pedro hizo un mohín de disgusto
-No tenías ni idea ¿verdad? lo sospechaba... así que tú no perderás tu 25%, no quiero que estés por debajo de ella; yo le daré un 20% de las mías que, aun así, me quedan el 30% de posesión y sigo llevando la presidencia de la empresa- resolvió decidido
-No puedo permitírtelo Pedro- expuso sobrecogido por aquel apoyo inesperado y aquel cariño que demostraban sus palabras
-Y lo que yo no puedo permitir es que esa gata pase por encima tuya cuando tú eres el alma de esta empresa; ya te he dicho que sin ti, nunca hubiéramos llegado a donde hemos llegado- remarcó rotundo y se sonrieron amistosos- así que llama a ese amigo vuestro y dile que tiene un puesto de trabajo aquí esperándolo con una participación del 20% en la empresa, ojalá logres convencerlo- expuso animoso y volvieron a sonreírse esperanzados
-Gracias Pedro, no sabes cuánto significa esto para mí- repuso emocionado extendiendo agradecido su mano al tiempo que se levantaba del sillón
-Lo sé, y cuenta conmigo para lo que sea; te aprecio bien muchacho, y hacer feliz a esa preciosidad sé que te hará feliz a ti y eso es lo que me importa a mí- aclaró sincero estrechándole animado la mano -Ah ¿No tenías algo que consultarme?- se acordó de pronto cuando salía del despacho
-Tranquilo, eso puede esperar; lo que no puede esperar es esa monada de ahí abajo- expresó desenfadado y, sonriéndose amenos, Jaime salió del despacho. Pero no se encaminó hacia los ascensores...
-¡¿Quién coño te crees que eres para desviar las llamadas de mi despacho al tuyo?!- bramó furioso entrando de pronto y sin llamar en la oficina de Clara sobresaltándola
-Me has asustado...- expresó sobrecogida mirándolo despavorida por aquella precipitada e inesperada entrada
 -¡¡Me importa un mierda haberte asustado!!- la interrumpió tajante- ¡¡Contéstame ¿quién eres tú para dar esa orden, estúpida?!!
 -Marta se estaba dedicando a realizar llamadas personales aprovechando que tú no estabas, se tiene muchos aires y va siendo hora de que alguien la ponga en su lugar...- intentó defenderse pero sin perder su forma altiva y orgullosa
 -¡¿Y a ti que coño te importa lo que ella haga o deje de hacer? y no eran para nada llamadas personales estúpida!- gritó enfurecido cerrando la puerta con tal portazo que estremeció todo el edificio y Clara se volvió a estremecer sobresaltada- ¡¡Además, ese es problema mío, no tuyo; tú preocúpate por lo que hace ese maniquí de feria que has puesto ahí fuera y deja de una puta vez de meterte con Marta!!- avisó frenético, Clara no dejó de mirarlo arrogante aunque no se atrevió a decir nada- ¡¡Estoy más que harto de avisarte que estás tomándote unas libertades que no te corresponden Clara, y ya me tienes hasta los cojones!! ¡¡Vas a tener serios problemas conmigo como no dejes YA de inmiscuirte en mi vida!! ¡¡Y como me entere de que vuelves a acercarte a Lucía a mis espaldas, te juro por lo mas sagrado, que no respetaré que eres una mujer!!- la amenazó contundente dando dos pasos hacia ella mirándola con ojos llenos de ira
-¡¡Claro: Lucía, Lucía, Lucía; hablemos de lo que hablemos, siempre tiene que salir a relucir tu... “maravillosa Lucía”!!- expresó desdeñosa poniendo gesto asqueado provocando que él se enfureciera más aún
-¡¡Mira gilipollas...!!- gritó furibundo apretando fuertemente los dientes- ¡¡Es mejor que te calles porque estoy a punto de perder completamente los estribos!! ¡¡No sé cómo has podido tener la desfachatez de decirle a Lucía que “éramos felices juntos” cuando sabes que siempre logras sacarme de mis casillas en apenas unos minutos juntos!! ¡¿Cuándo me viste tú feliz a tu lado gilipollas?!- masculló entre dientes mirándola con rabia y asco
-¡Ah, que rápido fue a metértelo en el culo! ¡¿Era para eso por lo que te llamaba tanto, verdad?! ¡¿Para llorar sobre el hombro de “papaíto” y que corrieras a consolarla?!- se burló altanera sonriendo cínica- ¡¡Pues que bien le salió ¿no?!! ¡¡Porque no has tardado nada en correr a arrastrarte a sus pies como el gusano que eres!!- escupió mordaz levantándose de su sillón y enfrentándolo con furia -¡¡Cállate o no respondo!!- exclamó apretando tanto los dientes que chirriaron- Ella no me contó nada estúpida, me enteré por otra persona- aclaró rotundo y ella lo miró descolocada- Lucía es mucha mujer para algo así y sobre todo, mucho mejor que tú; ella no va echando mierda encima de otros como tú haces- añadió despreciativo mirándola con desdén
-¡Sí, sí, mucho mejor que yo pero se fue dejándote tirado peor que un trapo!- escupió furiosa, pero al segundo su rostro se tornó triste y lo miró llorosa- sin embargo, yo que estuve a tu lado y nunca te dejé solo, me tratas a patadas y me desprecias ¿verdad?- le reprochó dolida
-¡¡Yo nunca te pedí nada, lo hiciste porque te dio la gana!!- escupió desdeñoso
 -¡¡Lo hice porque te quiero Jaime, y sufro al verte sufrir ¿tan difícil te es de comprender?!!- expresó conmovida pero el rostro frío y furioso de Jaime demostraba que no se inmutaba por sus lágrimas- ¡¡Y te aviso: volverá a irse, ya lo verás; y esta vez te hará aún más daño porque se llevará a su hijo con ella!! ¡¡Pero ten por seguro que yo no estaré allí para recoger de nuevo tus pedazos!! ¡¡Por mí como si te mueres!!
-¡¡Eso es lo que tú desearías pero no tendrás ese gusto!!- escupió mordaz
 -¡¡Ja!!- exclamó burlona sonriendo cínica- ¡¡A saber si no estará ya pensando en hacer las maletas!! En ese momento se abrieron las puertas del ascensor apareciendo Lucía junto a Marta charlando animadas ajenas a lo que allí pasaba; los niños se adelantaron saboreando alegres un helado pero de pronto, los gritos coléricos entre Clara y Jaime, llegaron hasta ellos y se detuvieron al instante sobrecogidos. También Lucía y Marta se pararon en medio del pasillo al escucharlos pero lo que más las descolocó fueron las miradas de todos los empleados que estaban a las puertas de sus despachos atentos a los despiadados gritos que provenían del despacho de Clara, se clavaron en Lucía
 -¿Qué ha pasado Pedro?- se inquietó Lucía por aquellas insistentes miradas sobre ella pero él no respondió, los gritos seguían inundando toda la planta
-¡¡Cállate estúpida!!- bramó enfurecido Jaime y Clara se volvió a reír insolente
 -¡¡Tú sí que eres estúpido!! ¡¡Muy estúpido si crees que no lo va a hacer!!- le gritó hiriente
 -¡¡En algo sí tienes razón: soy un estúpido; un tremendo estúpido!! ¡¡Pero no por querer a Lucía, sino por confíar en ti!! ¡¡Por creer que estabas a mi lado porque me tenías algo de cariño cuando en realidad lo que estabas intentando hacer era clavarme un puñal por la espalda puta zorra!!- gritó furibundo Jaime
-¡Santo Dios!- exclamó Lucía al oírlo y volvió a mirar inquieta a Pedro- ¿qué rayos pasa Pedro?- insistió nerviosa, pero él solo movió abatido la cabeza mientras suspiró profundamente
-¡¿De qué estás hablando capullo de mierda?! ¡¿Así me pagas todo lo que he hecho por ti?!
-¡¡Me tienes hasta los mismísimos de que siempre estés echándome en cara lo que has hecho por mí!! ¡¡Yo no te lo pedí cojones!!- gritó colérico y se escuchó un tremendo golpe de algo que se rompía fuertemente contra la pared que sobresaltó a todos regresando sus miradas aterradas hacia la puerta cerrada del despacho de Clara
-¡Por Dios bendito, Jaime!- exclamó Lucía sobrecogida y echó a correr hacia el despacho de Clara ante la mirada asustada del resto
-¡¡Y deja ya tu papel de sufrida víctima víbora asquerosa, que ya no engañas a nadie!! ¡¡Lo sé todo Clara!! ¡¡Sé que planeabas quedarte con la vicepresidencia ¿querías dejarme fuera de la asociación, verdad cínica?!!- le reprochó punzante mirándola con desprecio. Lucía abrió la puerta del despacho encontrándoselos frente a frente mirándose con despiadada ira uno al otro; el suelo estaba regado de cientos de cristales del jarrón hechos añicos que Jaime había lanzado contra la pared
-¡¿Qué estás diciendo?! ¡¿Ves cómo eres un rematado estúpido?! ¡¡Nunca te iba a dejar fuera imbécil; al contrario!!- siguió gritando Clara sin percatarse de la llegada de Lucía- ¡Tenia planeado que tú y yo juntos llegáramos muy lejos Jaime; muy lejos! ¡¿Te has parado a pensar en todo lo que podríamos conseguir conmigo en la vicepresidencia y uniendo nuestras acciones tras nuestro matrimonio?!- expresó sagaz y demasiado serena de pronto acariciando provocadora la pechera de Jaime mientras lo miraba enredante. Él abrió atónito sus ojos mirándola con una incredulidad absoluta
 -Santo Dios, eres aún más rata de lo que pensaba...- exclamó con un pasmo atroz sujetándole la muñeca y apartándosela de él, ella lo miró descolocada- Eres una maldita víbora despiadada que muerde la mano que le da de comer... No estabas a mi lado por querer ayudarme ni porque yo te importara algo: solo querías conseguir mis acciones para quitarle la silla presidencial a Pedro- aclaró pasmado mirándola estupefacto; Clara levantó altanera su cabeza mirándolo con un cinismo increíble que dejó a Lucía asombrada- sabía que eras una hiena pero nunca me hubiera imaginado que podías llegar a ser tan rastrera y despiadada- expresó abrumado por lo que había descubierto moviendo desconcertado la cabeza, ella sonrió insolente
-¿Acaso creías que aguantaba tus malditos lloriqueos y pataletas de niño mimado solo por “amor”?- escupió sarcástica, él aún abrió más sus asombrados ojos- Puede que al principio sintiera algo de lástima por ti, no lo voy a negar, pero después ¿por qué crees que soporté todos tus desaires y desprecios? ¿Solo por conseguir un insulso revolcón de vez en cuando y unas migajas de tu cariño? No guapito de cara, no vales tanto- siguió hablando con un desprecio asombroso- Yo me merezco mucho más que eso, valgo mucho más que todo eso; mi sitio no es este asqueroso despacho de mala muerte, mi sitio está arriba, en lo más alto ¡¡y estaba a punto de conseguirlo si no hubiera aparecido de nuevo esa estúpida niñata buena para nada estropeándolo todo!!- exclamó asqueada haciendo un mohín de desprecio con la boca
-¡¡Cállate asquerosa traidora rastrera!! ¡¡Ni se te ocurra nombrarla con esa lengua de víbora que posees o no respondo!!- bramó Jaime apretando iracundo los dientes mientras aferraba inclemente su mano alrededor de la muñeca de Clara, sin embargo ella volvió a reírse burlona
-¡¡Uy!! ¿qué vas a hacer para callarme? ¿Pegarme?- expresó desdeñosa mirándolo desafiante- ¡¡No eres capaz!! ¡¡No tienes los suficientes huevos para hacerlo!!- lo retó despiadada y altanera
-¡¿Qué no tengo huevos puta zorra?!- gritó fuera de sí Jaime y levantó frenético su mano con toda la intención de golpearla
 -¡¡No, Jaime!!- chilló sobrecogida Lucía deteniéndolo, él la miró aturdido como si no supiera lo que estaba a punto de hacer- no lo hagas mi amor, no vale la pena; déjala- suplicó amorosa acercándose a él y Jaime empezó a reaccionar; Clara rió burlona
 -¡¡Sois tal para cual!! ¡¡Dos muertos de hambre que no servís para nada más que andar arrastrándoos ante un don nadie que no sabe hacer la “O” ni con un canuto!!- escupió mordaz, Jaime volvió la mirada hacia ella con una rabia incontenible
 -No la escuches mi vida, suéltala y vámonos de aquí; no merece la pena cielo mío, ven conmigo- le habló melosa Lucía intentando calmarlo y extendió su mano hacia él invitándolo a sujetársela; él bajó despacio la que aún mantenía en alto y, soltando la muñeca de Clara, tomó la mano de Lucía y ella tiró suavemente de él intentando sacarlo de allí
 -¡¡Sí, eso Jaime; mejor vete con ella y quedaros el uno con el otro; para mí solo serías un lastre!! ¡¡Un maldito lastre porque yo llegaré a lo más alto, contigo o sin ti!!
-Pero no aquí- habló potente y rotundo Pedro detrás de Lucía sobresaltándolos a los tres; Clara abrió sus ojos de gata mirándolo sobrecogida, su rostro asombrado e inquieto de pronto demostraba que no se había dado cuenta de que había hablado de más ni de que la puerta estaba abierta- recoge todas tus cosas Clara, quiero que te vayas inmediatamente de esta empresa y no vuelvas
-Pedro, yo no... solo quería defenderme... Jaime me estaba haciendo daño y yo hablé...- sollozó intentando defenderse
 -¡¡Lárgate de aquí o yo sí que no sé lo que puedo llegar a hacer!!- exclamó implacable pero ella al instante volvió a cambiar su faz volviendo de nuevo su altanería y lo miró desafiante
-No puedes echarme, estúpido; soy dueña del 25% de esta empresa...- aclaró arrogante
 -¡¡Tú puedes irte a la mierda con ese 25%!! ¡¡Tú sí que eres estúpida!! ¡¿Acaso no sabes que hay una cláusula en el contrato que dice que se puede poner fin a esta sociedad si los votos a favor pasan del 51%?! ¡¡Tenías que haberlo leído y no confíar tanto en dos “gilipollas” como nosotros!! ¡¡Entre el 25% del “muerto de hambre” de Jaime y el 50% de este “don nadie que no sabe hacer la O ni con un canuto” somos el 75% de votos a favor de disolver esta corporación y nada puedes hacer tú!! ¡¡Y los posibles problemas legales que podían venir por intentar disolver la empresa, me los has sacado de encima de un plumazo al contar tú solita ante docenas de testigos la traición que estabas planeando sobre la directiva de esta empresa!!- explicó conciso y ella abrió atónita sus ojos
 -Hijo de puta...- masculló dolidamente enfurecida y él esbozó una sonrisa victoriosa- ¡¿Tú sabías eso?!- indagó mirando curiosa a Jaime que también sonrió socarrón
-Sí, soy un muerto de hambre bueno para nada como Lucía, pero me molesté en leer el contrato- aclaró desenfadado y ella empezó a respirar costosamente
 -Sois dos desgraciados mal nacidos, pero esto no quedará así ¡¡Nos veremos en los juzgados!!- amenazó contundente
-Nos veremos donde quieras y cuando quieras, pero ahora lárgate Clara ¡¡Desaparece de mi vista o te echaré yo mismo a patadas escaleras abajo!!- elevó la voz duramente Pedro y ella salió del despacho como una exhalación tropezando con su hombro en el de Lucía
-Sal de mi camino estúpida, que siempre tienes que andar por el medio- exclamó desdeñosa mirándola con un odio y un asco tremendo
-¡¡Hija de puta; ven aquí maldita imbécil!!- exclamó enfurecido Jaime al verlo e intentó seguirla -¡Déjala Jaime; por Dios te lo pido. déjala irse!- lo detuvo Lucía al instante, él la miró conmovido -¿Te ha hecho daño cielo mío?- le preguntó inquieto tomando aquel precioso rostro entre sus manos y la miró con un amor inmenso
-No, que va; estoy bien, tranquilo- contestó sonriéndole tranquilizadora; él la abrazó contra su pecho besándola con ternura en el pelo.
-Mira por donde ya tenemos las acciones para tu amigo sin tener que cederle yo de las mías- exclamó chistoso Pedro, Jaime y Lucía lo miraron confundidos pero, de pronto, Jaime rompió a reír divertido siendo secundado por Pedro mientras Lucía los miraba sin comprender.

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